miércoles, 15 de junio de 2016

Cena con amigos (Santullo/Vergara) (Puro Comic, 2016)



Una cena de estructura perfecta

La historieta de Santullo y Vergara conoce nueva vida en una edición local. Una cena entre amigos neuróticos, con secretos inconfesables. Un ritmo narrador perfecto, de un clima sórdido y casi amigable.

Por Leandro Arteaga

La nueva edición de la historieta Cena con amigos, por parte del sello rosarino Puro Cómic, merece varias consideraciones. En primera instancia, porque se trata de un clásico. Así lo conciben lectores y críticos, al situar la historieta del tándem compuesto por el uruguayo Rodolfo Santullo (guión) y el nicoleño Marcos Vergara (dibujo) como piedra de toque dentro del panorama reciente de la producción en cuadritos.
El libro que primero compiló esta cena de entuertos –con matices que identifican y miedos que se proyectan en todo lector– lo hizo en 2009, a través del esfuerzo de las editoriales Belerofonte y Loco Rabia, sellos respectivos de Santullo y Vergara. Pero, antes bien, el lugar de origen fue digital, en ese sitio web nodal para el género que continúa siendo Historietas Reales.
Después hubo una edición española, con alteración del formato apaisado a vertical. Esta misma disposición es la que retoma el álbum de Puro Cómic. Además, con prólogo de Elvio Gandolfo, donde se lee: “siempre me importa mucho la estructura, el movimiento de los bloques narrativos. Y acá la estructura es perfecta”; para más adelante señalar que la colaboración entre guión y dibujo es de un “encastre perfecto”, y que “es la clave misma de eso que se llama historieta y que, en el fondo, sólo ocurre con esta forma de arte, totalmente original”.
Cena con amigos apela, desde el título, a una reunión que será momento decisivo, donde todo confluirá para también desgajarse. El escenario es Montevideo, y sus personajes no son nada ajenos a los de por acá. Seguramente, el logro del verosímil tenga que ver tanto con la mirada uruguaya del escritor como con la vena porteña del dibujo. La confluencia beneficia al cómic y aporta al logro de un clima enrarecido, que el propio Gandolfo, de vida también uruguaya, no duda en calificar de cínico.
Es por eso que será mejor no confiar demasiado. En todo caso, lo que se cuece entre estos amigos de años esconde bastante. La cena del título será momento de reunión, de celebración, pero también fusible para el desgaste último. En este sentido, vale comparar la situación con cierto tipo de “fiestas” o rituales vernáculos, cuyas actitudes barbáricas dejan estupefactos hasta a sus partícipes. El problema con la cena de estos amigos uruguayos será el saldo, así las cosas, de un muerto.
¿Quién se muere? ¿Por qué? Mejor leer, porque lo que asoma luego de las setenta páginas es un concepto narrador capaz de doblarse sobre sí. Al hacerlo, resignifica los vínculos entre estos amigos y amigas. Quien oficia como gatillo, desde ya, es el finado. En un primer momento, la impresión que arroja cada personaje parece fácilmente rastreable, pero luego resulta que no, que nada es lo que parece porque todos tienen algo que ocultar, y la develación gradual o parcial de quién es quién, culminará por afectar la percepción general.
De acuerdo con esto, es atenta la manera desde la cual ciertos planos detalle permiten graficar gestos que encierran mucho más que lo visto, como intenciones que están latentes y que se valen de subterfugios. El deseo, de esta manera, es el vínculo impaciente, con mayor o menor suerte, con sus protagonistas presos de decisiones quizás desafortunadas, seguramente neuróticas. El cometido, el objeto amado, es inconfesable. Secretos semejantes, tolerables en sueños o chistes, mejor que queden escondidos, cueste lo que cueste.
Que Santullo y Vergara narren algo semejante, con artilugios que remiten a una comedia de enredos, con tinte de melodrama, no hace más que señalar de manera mayúscula a Cena con amigos. Historieta que significa, de hecho, una relación artística que ha continuado con otros títulos, como Valizas, La comunidad, El oro del Zar. Dos grandes historietistas, cuyos rasgos de valía no dejan de sobresalir en la historieta contemporánea.

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