lunes, 8 de febrero de 2010

Batman: Unseen (2009-10, Doug Moench/Kelley Jones)


La invisibilidad como fórmula para el miedo


Batman: Unseen
Miniserie de 5 números

Guión: Doug Moench.
Dibujos: Kelley Jones.
Color: Michelle Madsen.
DC Comics. (dic.2009 - feb.2010)



Es un fiesta (macabra, convengamos) volver a ver y leer Batman desde los dibujos de Kelley Jones. Para los recién bienvenidos al tema, será oportuno recordar que Jones (California, 1962) ya es un artista referencial en el ámbito del comic y, sobre todo, del género de terror. Su tarea gráfica, aunque emparentada varias veces con el hacer del gran dibujante Bernie Wrightson, ha encontrado una vena tanto propia como auténtica.
Cuando en aquel –cada vez más- clásico Elseworld DC Batman: Lluvia roja (1991) leíamos el nombre de la Hammer Films en los agradecimientos personales de Kelley Jones, aparecía entonces y de viva voz, otra de sus influencias notables. Fue tal el impacto que su versión de Batman generó -cruzado en aquella historia con Dracula-, que no tardó en realizarse, por supuesto, la correspondiente secuela (más otra). Ninguna de ellas con la altura de la primera, sin dudas provista de un guión mucho mejor, más sorprendente, y del que dependería cualquiera de las siguientes historias.
Aquí aparece el nombre de Doug Moench, un reiterado escriba de comics, que ha dejado leer su firma, por momentos, en cantidades industriales. Tal vez no tanto como la de su colega Chuck Dixon pero sí, seguramente, con una mayor calidad de escritura. El comic-book estadounidense conoce, por su proceder consumista, un camino que transcurre hacia la super-explotación de lo siempre mismo. Hay veces en que los mismos autores son proclives a tal proceder. Con Dixon ocurre, las más de las veces, lo dicho: historias bien contadas aunque reiterativas y, las más de las veces, sin alma.
Ahora bien, la dupla creativa que Moench conforma con Jones demuestra ser maravillosa. La tarea de ambos en Deadman también lo supo corroborar. (Ese circo tan noir, lúgubre y triste…). Y el salto final a la revista Batman (1995-1998) propició una de las mejores épocas del detective murciélago. Bajo la tutela gráfica de Jones, Batman compartió mucho de la caracterización que se viera en Lluvia roja, aunque ahora enmarcado dentro de la continuidad oficial del personaje. Todo ello con una mezcla retro que, se sabe, en ningún lugar cuadra mejor que en Gotham City.
El Batman de Moench/Kelley pasó a vivir en una baticueva plena de artefactos raros y chispeantes, propios del laboratorio del Frankenstein de Peter Cushing. Misteriosos aparatitos retorcidos, la vuelta nunca mejor del primero de los batimóviles, más el consabido Batman alla Jones: estilizado, de capa interminable, mastodóntico, aterrador, encantador.
De modo tal que no hará falta redundar en que es este Batman el que ha vuelto. Aunque sea por poco tiempo: una miniserie de cinco partes, y dentro de la cronología off del murciélago. Es decir, aquí estamos en los primeros tiempos del personaje, con el –por ahora- fallecido Bruce Wayne bajo la capucha (lugar actual que ocupa Dick Grayson). Política que, por lo general, logra buenos resultados: sin la necesidad de responder a los hechos “oficiales”, estas historias logran una libertad mayor, tal como lo demostrara el guionista Kevin Smith con Cacophony (2009) y la actual Batman: The Widening Gyre.
En Batman: Unseen asistimos al cruce entre Batman y… El hombre invisible. Y si bien no es el Griffin literario de quien hablamos, sí reconoceremos no sólo la huella deudora de Herbert George Wells, sino también la del cine, sobre todo la que corresponde al film homónimo dirigido por James Whale en 1933. Es decir, lo que esta presente a lo largo de la lectura de Unseen es el sello distintivo del terror Universal, circa años ’30. Una delicia.
Lo que se conjuga con un tratamiento del color que, por saturado, parece remitir a algunos de los comics de aquellos años también (el Dick Tracy dominical, por ejemplo). Hay una mezcla hipnótica entre el expresionismo de Jones y el contraste con el tratamiento del color, proclive también al sensacionalismo de las tapas de tantos pulps y magazines clásicos. En este sentido, cada una de las portadas es un deleite.
Todo ello como corolario de una historia donde Batman no sólo deberá enfrentar y descubrir a este ser que no se ve, sino que tratará a su vez de emular un miedo que todavía él no pude conseguir provocar. Cada uno de sus enfrentamientos es, a su vez, un monólogo interior, con Batman procurando encontrar la mejor manera de aterrar. El suero de la invisibilidad, entonces, aparecerá como una posibilidad (en este sentido, vendrá bien recordar la saga Venom -1994-, que Denny O’Neil y Trevor Von Eeden ofrecieran en las páginas de la gran Legends of the Dark Knight).
En suma, se trata de la posibilidad de volver a disfrutar de una de las mejores encarnaciones gráficas de Batman. Obra de un dueto artístico que supo dar al hombre murciélago una de sus estelas más oscuras y románticas. Cada viñeta de Jones, en este sentido, nos devuelve a la fiesta macabra.

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